Excelencias de la escuela cordobesa
Córdoba, en muchas ocasiones, es una ciudad olvidada de la mano blanca del flamenco. Córdoba destaca, sin embargo, por sus tocaores, no en vano anualmente celebran su Festival de la Guitarra. Pero en Córdoba, esa ciudad de ojos grandes y boca pequeña, se está fraguando un baile muy personal en sus pequeñas academias, en sus escuelas de baile o, sobre todo, en los cursos magistrales que imparte Javier Latorre, a los que acuden bailaores y coreógrafos de toda España, convirtiéndose así, este bailaor valenciano, en maestro de maestros.
La Muestra de Baile Flamenco en el Corral del Carbón, no puede ser ajena a este filón que despunta, y nos acerca desde la ciudad de la Mezquita a dos representantes de su joven escuela. Estos son Daniel Navarro, que pudimos ver bailar este jueves, y Olga Pericet, de la que podremos admirar su buen gusto el 10 de agosto en este mismo ruedo.
Daniel Navarro también estuvo presente el pasado año en la Muestra, arropado por la sabiduría del maestro Guadiana. Daniel, desde su primera entrega por tangos, demuestra su equilibrio y su excelente sentido del ‘tempo’. Se le ve más maduro que la vez anterior, canalizando su fuerza de manera más racional y armonizando como pocos su desenfrenado zapateo. Daniel se ha convertido en un bailaor elegante y lleno de sentimiento. Elegancia sin discusión que demuestra en una soleá bien templada. Se agradece por otra parte la expresividad de su rostro y su complicidad con el respetable.
Después de los tangos, sus músicos hacen un poquito por bulerías que sirven para calmar la posible tensión. Y después de la soleá, los cantes de levante elevan varios enteros a la parte musical del concierto. El cuadro, como digo, se porta y se comporta. Están a gusto y así lo demuestran. Cantan a rabiar y se jalean unos a otros, demostrando que están en la elite del flamenco de ‘atrás’. Antonio Campos, José Valencia y Juan Manzano “El Coco” son tres cantaores de base muy solicitados. A la guitarra Juan Requena, un tocaor versátil, sobrado de ritmo y exactitud.
Navarro, terminará la velada por alegrías. Un baile tradicionalmente femenino que, bailado en solitario, ha trascendido y ya no existe bailaor que no lo incluya en su repertorio. Dentro de la estructura cerrada de estos pasos, Daniel improvisa y sorprende por su actitud dominada y por sus dotes de comunicador, en el que se advierten retazos del mejor Grilo.
José Valencia no se puede resistir y, como en otros foros, apunta su fin de fiestas particular en forma de bulerías.
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