Bullying
Leo con verdadera preocupación un artículo en El País de ayer domingo sobre un caso de asoso escolar, lo que se viene denominando bullying (palabra que lamentablemente se nos está haciendo familiar). Se trata de Andrea, una niña de 13 años de un instituto de Ponferrada (León), que lleva varios días en la cama con la pierna fracturada por la agresión de unas compañeras de estudios.
No es la primera noticia que tenemos. La violencia en las escuelas está a la orden del día. Dicen que el 62 por ciento de la responsabilidad de este comportamiento es de los padres. También influye la televisión, internet, los amigos, la calle...
El problema no es sólo entre adolescentes (¡que viva el botellón!) sino entre niños de todas las edades. Hace algún tiempo salió a la luz el acoso sufrido por un niño de seis años (¡seis años!). En un artículo que leí habla de que el sentimiento de agresividad en el hombre se genera desde los tres años (antes, el hombre es hombre -quiero decir niño-, a partir de los tres años tiene la posibilidad de convertirse en animal, en energúmeno).
Pero no sólo este animalismo se da entre niños o niñas (que en eso sí que hay igualdad), sino entre alumnos y profesores (Jesús Palomo comentaba la mala suerte que tenía de vivir esta época, pues cuando él era chiquillo, los profesores pegaban impunemente, ahora, que es profesor, quienes pegan son los alumnos); o entre padres y profesores (hace poco una madre agredió con una barra de pan a la maestra de su hijo); o entre niños y padres (hay padres que denuncian a sus hijos por violentos, les tienen miedo), (hay hijos que matan a sus padres), (tengo unos recortes, de los que hablaré algún día, sobre padres acosados (léase 'acojonados') por sus hijos).
Y encima lo graban en el móvil. Y encima se lo pasan de uno a otro. Y encima lo cuelgan en internet. Y encima se lo quieren vender a la prensa... Tal es su hazaña. Son cazadores y siempre hay presas desvalidas. Ya no hacen falta 'juegos de roll' ni 'idas de pelota'. Se está muy cuerdo cuando se agrede. El imbécil, el loco, el ébrio, es quien rueda por el suelo, el que se estrella contra la pared, el que soporta la navaja en el pecho.
Siempre, por lo que sé, por lo que he vivido, han existido los discriminados, las "víctimas" en las escuelas, a manos de otros chicos, pero antes, por decirlo así, existían límites, había una ética generalmente aceptada, planeaba una especie de miedo por las cabezas de los jóvenes que impedía dar el paso funesto, que evitaba quemar las naves... Quizá no fuera lo mejor. Pero ¿qué futuro nos espera si nuestros hijos son acosados o acosadores desde su más tierna infancia? Si tres amigas preadolescentes son capaces de romperle la pierna a una compañera, ¿qué harán con 20 ó 25 años?, ¿o 50 y sean dueñas de una empresa o jerifaltes de un país?
Yo, como padre, siento escalofríos con noticias como ésta. En su caso, creo que preferiría que mi hijo fuera acosado que no acosador, que fuera víctima y no verdugo, que las lágrimas nos hicieran surcos en las mejillas y no hacerle muescas a la culata de nuestro revolver.
4 comentarios
Aguador -
Mientras se trasnmita la idea de que los conceptos de "autoridad" y "disciplina" son conceptos "gastados", "caducos", los padres se resistirán a imponerlos. Y también hay que educar a los padres en responsabilidad, ¿no?
volandovengo -
lauzier -
hueso -