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La memoria de Pepe Agudo

La memoria de Pepe Agudo

Siento que no sería de buen gusto hacer crítica de un concierto homenaje, por muy bien que haya estado, por muy mal que se resuelva. La reunión de amigos flamencos en torno a la figura de Pepe Agudo se venía considerando en sus últimos meses de vida, sin llegar a creer en ningún momento que eran sus últimos meses. Pero su muerte repentina truncó la idea de su presencia en el festival. El miércoles por la noche, al precio simbólico de diez euros, se reunió en el teatro Isabel la Católica un cartel de excepción.

De manera gratuita y con gran emoción todos los artistas fueron desfilando por el escenario dejando un poquito de su arte y algunas palabras emotivas sobre su relación y encuentro con Pepe. Carmen Linares, como cabeza de Cartel, con Paco Cortés a la guitarra, cerró con llave dorada, en forma de tarantas, soleá o alegrías, el emotivo encuentro. Se cerró la noche, como digo, pero se volvió a abrir la esperanza.

Por su parte, acompañado por Ramón del Paso, Diego Clavel, que visitó últimamente un par de veces la peña de La Parra, que gobernaba con sabiduría y rectitud Pepe Agudo, fue el encargado de inaugurar el cante con la caña y unas granaínas. Cancanilla, acusado de un enfriamiento, denunció ante el público su mal estado físico, pero quiso venir desde Madrid para compartir este día de memorias. Y, a pesar de su enfermedad, hizo un par de letras por bulerías acompañándolas de unas pataíllas desenfadadas. Pitingo, el artista de moda, el único que no conoció en persona a Pepe, nos sorprendió con lo que él llama “soulerías”, un flamenco literalmente preñado de sonidos negros y acompañado de Juan Carmona a la sonanta, miembro de los ex Ketama, un valor seguro. De esta guisa versioneó, por ejemplo, el “Yesterday” de Paul McCartney. María José Pérez, la cantaora más joven del grupo, a quien Agudo llamaba cariñosamente “mi niña”, recordó a alguien que la había ayudado mucho en sus comienzos con unos tientos-tangos y unas seguiriyas. Arropándola a su lado, la guitarra de Luis Mariano.

También hubo algunas sorpresas. Además de las presentaciones de Curro Albaycín y de Juan Pinilla, que también tuvieron palabras de consideración hacia el maestro de Huétor Vega, su hija Cristina, en representación de su madre y de sus hermanos, pronunció unas palabras de agradecimiento y leyó un texto de su padre en el que viene a decir que el flamenco es un arma eficaz contra el dolor. Palabras que corroboró Félix Grande, que saltó al escenario para recordar el abrazo y los besos de su “hermano”. La bailaora Mariquilla también tuvo palabras de semblanza y agradecimiento para Pepe.

Otra sorpresa fueron José Manuel Cano y la soprano Carmen Segura que interpretaron una vidalita y el “Anda Jaleo” de Federico, arregladas para guitarra flamenca y voz.

Y, para acabar, el público todo, desde la familia Agudo hasta el último aficionado que reconocía en Pepe un modelo de conocimiento, bondad y respeto hacia el mundo flamenco.

*RETRATO de Pepe Agudo como cantaor (David Zaafra ©)

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