The End
Ya he confesado en más de una ocasión que no soy cinéfilo. No tengo gran tradición peliculera. Siempre, cuando había películas en mi casa, en casa de mis padres, yo estaba en la calle o en el campo. Antes del cine había otras muchas cosas que hacer. Así que mi cultura fílmica está muy limitada.
Es una laguna, desde luego es una laguna, pero hoy por hoy prefiero desecar otras. Admiro no obstante a la gente que sabe de cine y que puede hablar con criterio, opinar y criticar con cierto rigor sobre películas, actores, directores, guiones, etc. Personas como José Abad, Jesús Lens o Alfonso Salazar, son referentes en mi norte cinéfilo.
Sin embargo, como todo nuestro mundo, tenemos vídeo y DVD. El vídeo está casi en desuso y el DVD no funciona bien. O sea, se atranca, acaba la película a tirones (mi niño dice que la tele tiene hipo) o se para de buenas a primeras. Lo que representa otro obstáculo a la hora de ver películas. A mí, casi me da igual, pues las películas siempre me han parecido muy largas y a la hora, u hora y media, estoy deseando que se acaben; pero a quien maneja mi barca le fastidia hasta el extremo.
Resultado: tenemos varios DVD inacabados, con hipo o con el final precipitado. Cuando tengamos nuevo reproductor, veremos tan sólo finales de películas. Nos especializaremos en The End.
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Hueso -