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volandovengo

El cante en Granada se llama Marina

El cante en Granada se llama Marina

La voz del agua

 

Noche de gloria, noche de duende, noche esperada, noche redonda. Me faltan calificativos para tildar el espectáculo de Marina Heredia en el teatro Isabel la Católica este lunes y martes para presentar su disco. Un lleno tan absoluto no se había visto en esta plaza desde que actuó por última vez Enrique Morente. Fue un recital de una cantaora granadina hacia su tierra. Fue un recital tan verdadero y justo como esta ciudad se merece. Y es que para hacer flamenco hoy día, flamenco puro me refiero, hay que andar con tiento, escuchar y aprender de continuo y tener, por último, una cabeza bien amueblada. Marina está sobrada de todo ello y además nos aporta una sensibilidad especial a la hora de interpretar, una humildad agradecida, un eco muy flamenco y una trayectoria personalísima dentro de la más sincera ortodoxia. Si a esto le sumamos el cuadro de músicos y técnicos con que ha sabido rodearse, rozamos la sabiduría. Si a esto le sumamos la complicidad con su tierra, con su gente, con su mundo, nos inclinamos hacia lo emotivo. Si a esto le sumamos su presencia en el escenario, la soltura y la gracia somática que le acompaña, señores, estamos hablando simplemente de belleza.

Comienza el recital con el “Tango de las madres locas”, de Carlos Cano. Es un tema conocido en el repertorio de la cantaora. En general, todo su disco ha sido ya escuchado en unas tablas u otras, pues su trabajo lleva dos años en cartera y su proyecto comenzó hace un lustro, casi recién acabado “Me duele, me duele”, su primer cedé en solitario. Marina rellena el escenario gritando “tu nombre por las esquinas”. Carlos Cano se habría sentido orgulloso. Con esto empiezan los homenajes. Su trabajo es un disco de homenajes. Su recital es un concierto de agradecimientos. Homenajea al coplista granadino y a las Madres de Mayo; se acuerda de su tierra, de La Penca y de Frasquito Yerbabuena; reverencia a Benítez Carrasco y a Rafael Alberti y a García Lorca y a José Bergamín; guiña el ojo a Lola Flores.

Desde el principio, la cantaora granadina domina la velada, se siente segura y querida. Las malagueñas entran de lleno en su registro. Mece la copla y se dispara cuando se abandolan con los fandangos del Albaicín. Hoy por hoy, Marina Heredia, es la mejor intérprete de los cantes de Granada. Afirmación que queda aseverada con creces cuando canta los tangos de La Penca. Los tangos más ricos de toda Andalucía son los del Sacromonte, y en Marina encuentran su mejor exponente.

La joven Heredia canta también algunos temas que no entran en “La voz del agua”. Canta por bulerías y por levante, como le enseñó su padre, con dolor y sentimiento, y canta “A tu vera” de Lola Flores, acompañada sólo por el piano exacto de Fidel Cordero. Un pedazo de copla que pasea a sus anchas con bata de cola negra y mantón a juego. “Mil vidas”, con aires de tangos, es una composición propia. Un poema de amor, una declaración de fidelidad.

El concierto prosigue con algunas incursiones en el toreo, como “La gran faena” de Manuel Benítez o “Illo y Romero”, un poema de Bergamín por bulerías. También nos conmueve la “balada del que nunca fue a Granada” de Alberti.

Para terminar, unas tonás fuera de programa rematan la velada. Y un final de fiestas por bulerías.

No deseo acabar sin darle un final aplauso a la sensibilidad de José Quevedo como director musical y mano derecha de nuestra cantaora. Repito, de nuestra cantaora.

 

2 comentarios

volandovengo -

¡Qué me vas a contar!

erizopiteco -

Casualmente, mira tú por donde, he puesto en mi escritorio una foto de esta peaso artista. Además de buena cantaora es una belleza.