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volandovengo

Por qué se me ocurriría traducir al pato de goma azul

Por qué se me ocurriría traducir al pato de goma azul

Entre los juguetes de mi niño, para hacerle agradable la hora del baño, se cuentan dos patitos (y una ballena y un pingüino y una rana y dos barcos...). Uno verde y el otro azul. Al verde, se le tira de un cordel y mueve las patitas hasta que la cuerda se acaba. En teoría hace unos largos como del comandante Cousteau, pero el perímetro de la bañera no le permite explayarse.

El azul, me complica la vida. Al contacto con el agua se pone a graznar (no confundir con las declaraciones de Gosé M.ª Aznar). El primer día que hizo "cua-cua, cua-cua-cua, cua-cua", se me ocurrió traducirlo para mi desgracia.

Digo "para mi desgracia" porque ahora estoy obligado a interpretar todas las sandeces que se le ocurren al plumífero, que si está buena el agua, que tienes que ser valiente y dejar que te echen agua por la cabeza, que ya es hora de salir, que el agua se está enfriando, que peinaté, que tienes el pelo de punta, que cua-cua, cua-cua-cua, cua-cua...

No siempre lo entiendo. Es decir, no siempre tengo cosas que decir, no se me ocurre sencillamente algo coherente, instructivo, gracioso, convincente, etc., y mi niño, Juan Fernández, me acribilla con la misma pregunta repetitiva: "¿Qué ha dicho el pato?", "¿Qué ha dicho el pato?", "¿Qué ha dicho el pato?"...

Y, si por suerte se calla, que a veces sucede por falta de movimiento, ruido, atención o no sé qué, la pregunta es: "¿Por qué no dice nada el pato?", "¿Por qué no dice nada el pato?", "¿Por qué no dice nada el pato?"...

Temo que, si escondo el pato, como he llegado a pensar, en el momento menos oportuno delate su escondite: cua-cua, cua-cua-cua, cua-cua... y volveré a estar perdido.

6 comentarios

Isidoro -

Quería decir Jorge. La edad...

Isidoro -

Juan, dale mil besos y le dices que son de parte del patito. Aprovecha esos momentos que son irrepetibles. Con cariño, un abrazo.

lauzier -

Jejejeje, la torre de babel, qué daño hizo y qué trabajo el de los padres. Un abrazo.

con patines -

Lo mejor es preguntarle tú, y obligarle a ser imaginativo, ¿que dice el pato?, yo se que tú hablas pato cua cua, yo lo olvidé

Besos

volandovengo -

Gracias, B. Es una solución, no cabe duda. Y mil más que se nos pueden ocurrir. Simplemente la ocurrencia del pato (del niño más bien) es lo que me ha llevado a escribir este post sin ninguna finalidad, y menos una denuncia o petición de auxilio. Cuando no sea el pato será otrra cosa que me convierta en un personaje de las fantasías de mi niño.

B -

Se me ocurre que podrías hacer desaparecer durante unos días al pato, diciéndole a Juan que ha ido a visitar a sus primos a Alemania.
A la vuelta, el pato, que tiene una capacidad de aprendizaje sorprendente, se empeñará en hablar (¿cuacuar?)solamente en alemán.
Bastará decirle a Juan entonces (en un ejercicio de humildad) que su padre no entiende ese idioma (parece increíble: más fácil entender el cua cua que el alemán, pero esta observación no debe hacerse al niño, claro)
...aunque los niños no suelen conformarse con tanta facilidad...