Ese puntito
No sé hasta qué punto me puedo erigir adalid de la lengua. No sé hasta qué punto puedo dar lecciones gramaticales, de ortografía, de léxico. Y digo que no, porque no soy ningún experto, ningún profesor, ningún especialista.
Soy aprendiz de mucho y maestrillo de nada. Lo suficiente para que me calle lo que ignoro y me pronuncie cuando sepa. Que ya es bastante. Gracián, en una cita que no encuentro, denunciaba esta cuestión. Decía más o menos que el sabio calla hasta lo que sabe y el necio dice hasta lo que no sabe.
En España, sin embargo, como en el resto del primer mundo, cada vez se sabe más de menos y, como dijo alguien, hasta que sepamos todo de nada.
O sea, inauguro una sección, un tema nuevo, que lo doy en llamar Cuestión de estilo, donde me propongo sin ninguna intención catedralicia plantear algunas cuestiones de la lengua escrita que rozan el desequilibrio.
Quiero empezar, sin ningún orden ni exhaustividad, por ese puntito redundante que se le pone a la frase interrogativa o exclamativa después de su signo correspondiente.
Estamos cansados de ver en los periódicos, revistas, circulares y demás documentos (incluido internet), que cuando acaba una frase con el signo de interrogación (?) o el de admiración (!), el personaje en cuestión, con toda la soltura que le confiere la autoría de su texto, añade un punto al punto ya existente.
Señores, estos signos ortográficos ya llevan el punto incorporado. Añadirle otro punto es redundante e innecesario, aparte de caer en un error gramatical.
Sí puede llevar, sin embargo, una coma, dos puntos o cualquier otro diacrítico, según la continuidad de dicho escrito.
10 comentarios
volandovengo -
De cualquier forma, se aceptan los dos términos.
¡Tendré cuidado en un futuro!, exclamo.
Lev Ianiezivich -
volandovengo -
lauzier -
volandovengo -
erizo1/4 -
volandovengo -
Identidade -
Miguel Ángel González -
Ex Hueso -