A veces el flamenco se escribe con mayúscula
Los Veranos del Corral. IX Muestra de Andaluza Flamenco
A veces el flamenco se escribe con mayúscula. A veces, sin pensarlo, en una noche se confabulan los duendes y, lo que venía a ser un recital, un encuentro más, se convierte en una jornada antológica. Miguel Lavis (quédense con este nombre porque dará mucho que hablar), con una voz muy gitana, con un eco muy flamenco, despertó la velada con unos desgarradores martinetes, que le encumbraron, desde esta primera pieza, al olimpo junto a Manuel Torre o Camarón. Una rueda muy completa a pie de escenario, sin micrófono, que culminó con la toná tradicional de “si no es verdad…”. Para las malagueñas, recibe al tocaor Pepe del Morao, una sensibilidad personal se une al soniquete de su familia. En estos parcos cantes de Málaga, se acordó de maestro Torre y de Enrique el Mellizo. Para la solea por bulerías, requirió el compás exacto (y los jaleos, imprescindibles cuando el flamenco empieza a tomar tintes de fiesta), de Carlos Grilo y Luis Cantarote, dos palmeros de oficio, que llevan una década acompañando a lo más granado del flamenco en discos y conciertos. Otra vez a solas con la sonanta, Lavis se rompió por seguiriyas, para terminar con unas generosas bulerías que impregnaron el ambiente del más puro sabor jerezano.Y, como si de una confabulación se tratara, después del estremecimiento de Miguel, qué mejor que el baile desenfadado y redondo de Fran Espinosa. Entre París, donde vive habitualmente, y Córdoba, su ciudad de origen, llega este bailaor al Corral del Carbón, recomendado nada menos que por Javier Latorre, uno de los maestros más referidos en el baile flamenco. Fran es un bailaor poco convencional, es flexible y femenino, con grandes dotes de improvisación y con gracia para regalar. Su primera entrega es una conversación espontánea entre la voz que apunta cantes de faena y martinetes y el zapateado. Llama la atención desde un primer momento su juego de manos, su moderación en el tacón punta, la enorme facilidad que parece su ejecución. Culmina esta primera pieza con un apunte por seguiriyas. La guitarra de Isaac Muñoz se queda sola para brindarnos una farruca. Fran Espinosa vuelve por tangos. No hay vuelta de hoja, su baile es sincero, fino y delicado. Sin complejos. Sus finales son un guiño al respetable, una invitación a esperar el siguiente baile. Churumbaque hijo, con su cantes de levante, demuestra, sin discusión, su merecido premio de tarantas con que ha sido galardonado recientemente, el sábado pasado, en el concurso de La Unión. Su compañera Eva de Dios, lamentablemente, no estuvo a la altura. Sus fandangos naturales, después de las alegrías de Fran, fueron sosos y planos. El bailaor cordobés terminó por bulerías de Utrera, esas bulerías lentas, muy marcadas, que bordaba Fernanda. Su gracia en este cante festero, su dominio y frescura, terminaron de redondear una noche escrita con mayúsculas.
* EN LA FOTO: Fran Espinosa (© Toni Blanco)
5 comentarios
El Madalena -
volandovengo -
Toni Blanco Soriano -
Me alegra mucho el haberte conocido y lo dicho, puedes contar conmigo para lo que haga falta.-
un abrazo.-
Toni Blanco
volandovengo -
Toni Blanco -
saludos.-
Toni