Las margaritas
Al fondo de mi calle hay un jardín que nadie cuida. Es una jardinera elevada donde crecen plantas que alguien plantó. Predominan las palmas, las plantas de agua, silvestres... Plantas meditarráneas, bastante resistentes.
Entre ellas hay un hermoso ramo de margaritas que en bastantes ocasiones luce sus flores blancas. Estas margaritas son cimarronas. Pero, como todo ser vivo, necesitan agua. Cuando el inevitable calor se bebe el campo, agrietea la tierra, estas alegres flores se agostan como pasas. La más mínima humedad la agradecen tensando su tallo (parecen hombres).
La abundante lluvia de estos días las revitalizan, es un soplo de vida para este jardincillo. Pero, con el inevitable sol del estío venidero, que amenaza crudo, con ese astro que usa gafas contra sí mismo, el vegetativo micromundo se marchitará lentamente. Aunque, no sé por qué todos los años resucita como el fénix, como el Dalai Lama.
Estoy por llevar un buchito de agua para espolvorear a diario estas margaritas o una botellita o decirle al vecino más próximo que el agua de cocer las verduras la arroje por la ventana, encima de este parterre, y no la vierta inútil en el fregadero.
3 comentarios
con patines -
Bss
n0n0 -
El Pinar -
Cuidemos la naturaleza!!