El banquete
Los griegos, como deja de manifiesto Platón, llamaban banquete a lo que nosotros entendemos por sobremesa. A veces la comida era un trámite, una excusa para el momento final, después de los postres. Es esa coletilla más o menos extensa que daba categoría real al almuerzo. Aquí se habla, se discute, se expone, se cambia y se intercambia, se canta, se ríe, se besa, se observa...
En el banquete platoniano, el tema es el Amor (argumento eterno). Son interesantes las aportaciones de un siempre acertado Sócrates; pero, sobre todo, las de Aristófanes, que distingue tres tipos de sexos; incluso las de Alcibíades, que se incorpora a la conversación bastante ebrio.
Los romanos, pensando seguramente en esta sobremesa más que en el "¿Quién quiere más sopa?" o "Me pasas la mantequilla", decían que la mesa ideal la componía un mínimo de tres comensales como las Gracias y no más de nueve como las Musas.
La mesa, para el Imperio normalmente era algo más que el simple consumo de viandas y la feliz consecución de un estómago satisfecho. El banquete o el simposio, tanto para el griego como para el romano, como para los árabes, era una excusa para el diálogo, para la discusión y la fraternidad.
Ya lo dejó dicho Plutarco en esta sentencia: La mesa no es para comer, sino para comer juntos.
He aquí la explicación a la "necesidad" de salir de copas o quedar para comer o la hora del café, con lo barato que sería quedarse en casa, y ¡con la crisis que está cayendo!
2 comentarios
volandovengo -
con patines -
Bss