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volandovengo

Para siempre, maestro

Para siempre, maestro

Parece una paradoja, lo único seguro en la vida es la muerte. Tarde o temprano todos se van. Pero cuando la oscura muerte nos arrebata a un ser tan cercano y tan grande, el dolor se acrecienta por el vacío inconmensurable que deja. Mario Maya desaparece en plenas condiciones creativas. Hace apenas diez días presentó en la Bienal de Sevilla su último montaje, “Mujeres”, que presentó en el Teatro Alhambra esta primavera, un homenaje a la mujer, al flamenco y a su evolución. Porque de él aprendimos que el flamenco no es estático, siempre está creciendo, redescubriéndose a sí mismo; al igual que aprendimos que el baile flamenco no es fuerza bruta; y, lo más importante, para hacer flamenco, para crear en el flamenco, para estar realmente comprometido, se debe tener la cabeza bien amueblada. Mario, lo digo sin tapujos, siempre lo he dicho, quizá junto a Gades, ha sido el mejor coreógrafo de flamenco en España. Individualidades hay muchas, pero con esa visión de conjunto, con ese arte y elegancia, se cuentan con los dedos de una mano. Mario tenía sus manías, era de carácter huraño, pero siempre tenía un buen consejo para el bailaor o bailaora que se lo pidiera, incluso aunque no se lo pidiera. Le dice a una bailaora “no des la espalda al público”, a otra “prolonga esa escobilla”, a otra “debes sonreír cuando bailas por alegrías”…

Hace poco lo vimos en el Corral del Carbón viendo a su hija, Belén Maya, que estuvo radiante. Cuando terminó el espectáculo se acercó a ella y le dijo que le gustaban unos pasos que hacía bailando por tangos, que les debía sacar más provecho repitiéndolos otra vez en la misma pieza. Su visión, en definitiva, era precisa y certera, crítica y apasionada. Todos los que han pasado por él lo tienen en gran estima, le deben gran parte de lo que ellos son. No quiero decir nombres, porque los olvidos a la larga pasan factura. Pero en el verano de “Diálogo del amargo”, llevó a escena un gran número de artistas granadinos y, puedo decir, como aficionado y como crítico, que, en la mayoría de estos chicos y chicas, se aprecia claramente un antes y un después del maestro Maya.

La historia de este bailaor es la historia del flamenco. Ha compartido cartel con los más grandes. Ha recorrido el mundo con sus múltiples montajes, colocando en un lugar de honor tanto el flamenco como la ciudad de Granada, porque, aunque naciera en Córdoba, era granadino.

Ahora se muere como el rayo de Miguel Hernández, cuando todavía tenía que hablarnos de muchas cosas, que tenía proyectos por realizar, que pensaba aterrizar en Granada para cerrar el círculo de su vida…

No ha muerto un bailaor. Ha muerto un intelectual. Ha muerto un creador.

* Le he dado un efecto de Photoshop a la única imagen de Mario riendo que he encontrado (su expresión solía ser de seguiriya), porque su calidad era pésima. Así me gusta recordarlo.

** Puntualmente recibía este blog y esporadicamente me mandaba sus opiniones directamente al correo.

5 comentarios

volandovengo -

Era un maestro. Era una referencia. Sí, hizo bastante, pero todavía le quedaba mucho por decir.

Ellen Birgitte -

Nos emocionamos hasta aquí en el norte (Dinamarca). Una gran pérdida, pero hay también que pensar en lo bueno en estos momentos: Maya ha ganado mucho respeto por el flamenco en todo el mundo. Muchisimas gracias, Mario, por ser parte de la divulgación de este arte tan maravilloso!

Doria -

Te recomiendo esta entrada. Imágenes inéditas de Mario Maya en la 2ª Bienal de Sevilla. 1982

http://andreadoria.wordpress.com/2008/09/27/mario-maya/
Saludos
Doria

volando vengo -

En momentos como éste, también vienen a mi memoria algunos de los versos sensibles de Cesar Vallejo.

susana -

"Hay golpes en la vida...yo no sé"