Una apuesta por la raíz
IX Festival Flamenco de Monachil
Con un mes de retraso respecto a ediciones anteriores, la localidad de Monachil, organizado por la peña “La Zahareña”, celebra su noveno Festival de Flamenco. Este año, dicho encuentro se ha multiplicado en dos jornadas. El viernes tuvo lugar un minifestival en el que actuaron los alumnos de la escuela flamenca de Monachil, encabezados por sus profesores. En la velada del sábado, un grupo de artistas, cuyo punto en común es la ortodoxia y el apego a las raíces, hicieron las delicias del, por desgracia, poco público asistente. Apenas doscientas personas, que fueron llegando escalonadamente, aplaudieron sin discusión a todos los actuantes.
José Fernández fue el encargado de abrir la noche. Lo hizo con unas malagueñas de “El Canario”. Desde ese primer momento conquistó con su buen gusto y la redondez de su fraseo. Le acompaña a la guitarra su hijo, del mismo nombre, que, pese a su juventud, tiene un toque limpio y maduro. Sus fabulosos aires de Cádiz, inclinan al público a pedir caracoles, que el cantaor satisface sin condiciones. Termina José Fernández con unos fandangos de corte reivindicativo.
La almeriense Montse Pérez lo sustituye en el escenario. A la guitarra un preciso Ramón del Paso rellena los silencios con depuradas falsetas. Con una voz brillante y vigorosa, rica en matices, Montse comienza con granaínas en las que se entrega sin reservas. Continua por cantiñas; una milonga, que dedica a todas las madres; y termina con unas seguiriyas muy conseguidas para su corta edad. De propina añade a su repertorio un par de fandangos, que acaba cantando sin micrófono, a pie de escenario.
El Zahoreño, con un rosario de premios a sus espaldas, se presenta con una agradable vidalita. Prosigue con alegrías y, su palo estrella, granaína y media, con las que siempre conquista. Termina con fandangos. Zárate, rotundo y vital, lo arropa con su guitarra.
Los alumnos de la escuela de baile de María Granados cierran la primera parte.Elimeri “La Candela” baila por alegrías; Laura Moya y Miguel Jiménez, un paso a dos, con momentos meritorios, lo hacen por bulerías.
La segunda parte se presenta profunda. Antonio Gómez “El Colorao” se templa, como va siendo habitual en su repertorio, con unas marianas. Retomando el mismo soniquete que Ramón del Paso marca a su lado, el tradicional zorongo gitano sirve de estribillo a unos tangos que son bien acogidos. Antonio es grande por seguiriyas y por soleares, que interpreta, imponiendo su magisterio. Entre medias, unos fandangos festivaleros, descargan la tensión.
Diego Clavel, corredor de fondo, maestro indiscutible, cierra el Festival con una serrana que explica, “empiezo con liviana y acabo con la seguiriya de María Borrico”. De esta guisa, va anunciando todos los cantes que aborda y que borda. A los tientos le sigue la soleá de Alcalá y a ésta unas seguiriyas de impecable sabor, con las que remata la noche.
* Diego Clavel, en la imagen (© Daniel Muñoz).
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