Catorce en un seíllas
Toda precaución es poca. Cada vez se aprietan más las tuercas de los conductores. Que no beban, que se pongan el cinturón (alante y atrás), que no hablen por el móvil, que no regañen a los niños, que no metan mano a su pareja... hasta que no fumen y que no cambién el dial de la radio.
Antes de antes no era así, recordamos. Nos montábamos catorce en un seíllas, sin cinturón, pues no sabíamos que existían, con nuestro padre con dos copas de más y sin luces, por ejemplo.
Mi padre aparcaba en cualquier sitio, se dejaba la puerta abierta, conocía a los demás conductores.
¿Qué pasa ahora? ¿Somos más torpes?
Creo que hay más coches, más conductores, mejores carreteras, más potencia, menos estacionamientos...
No hay mal que por bien no venga.
3 comentarios
volandovengo -
Sí, Benito, posiblemente haya que enunciar el dicho como sugieres.
Benito -
Jesús Lens -