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Ha nacido una estrella

Ha nacido una estrella

Primer aniversario Peña Juan Pinilla de Huétor Tájar

Nunca en el flamenco se ha visto un grupo de seguidores tan extenso y compacto como los que tiene Juan Pinilla. Desde que este chico alzó la voz en su pueblo, numerosos vecinos le brindaron su apoyo. Tanto es así que se fletan autobuses para sus actuaciones. Tanto es así que la peña flamenca de Huétor Tájar lleva su nombre, y el sábado, 3 de octubre, cumplió su primer aniversario, nombrándolo Presidente de Honor. Un cumpleaños feliz, al que acudieron numerosos artistas, amigos, autoridades y representantes de otras peñas (‘La Platería’ de Granada, ‘La Parra’ de Huétor Vega, ‘Manuel Ávila de Montefrío’, ‘Sonsonete’ de Ogijares). En el emotivo “acto sorpresa” se le reconoció su valía como cantaor, como persona y como embajador de Huétor Tájar en el mundo.

Para ilustrar la velada, como no podía ser menos, se programó un poquito de cante. Nada mejor en esta ocasión que una de sus alumnas aventajadas, una niña que sigue sus pasos. Ana Mochón tiene tan sólo catorce años y ya es capaz de erizar los pelos de los espectadores. En el último concurso de La Unión, se alzó con el premio de granaínas. Su edad, me consta, ha afectado a la concesión de otros galardones, “es joven, todavía tiene tiempo”. Pero, al César lo que es del César, la brillantez no tiene edad, los escollos están en el camino, no demos más cornadas de las que de por sí da la vida.

Aunque hayamos visto a Ana en más ocasiones, y haya preparado el vestido desde su papel en las Minas, este recital puede suponer su puesta de largo. Nunca la habíamos visto tan segura y contundente. Una afección de la voz, sin embargo, la llevó a estar poco afinada en el cante más ligero, pero, cuando la jondura nos visitaba, su control era perfecto.

Comenzó a templarse por alegrías. Pasó a levante, donde se acodó de Manuel Ávila. Fue grande en la soleá de la tierra y realmente notable en los tangos del Sacromonte. Hay que destacar en esta cantaora su dominio en la modulación. Se pasea en los bajos con holgura y estalla con sabiduría cuando hay que subir. También hay que reconocer la elección de sus letras, variadas y poco convencionales.

A su lado, la guitarra emocionada y certera del joven lojeño Kiki Corpas, que la arropaba con precisión. Para los tangos entró Álvaro Pérez ‘El Martinete’, de trece años, como segundo guitarrista, que sumó sus esfuerzos durante toda la segunda parte. Es más, abrió ésta con una rumba de Cepero muy aplaudida. Ana entró con unas tonás de buena factura, para pasar después a la granaína y media que ganó en La Unión, aunque allí estuviera más afinada y precisa. Para la amable guajira, siempre agradecida, estaba fuera de tono. Pero, si hay que quedarse con un palo, aparte de la soleá, elegiría la seguiriya, que bordó primorosamente, a pesar de su juventud. Terminó por bulerías. Correctas y bien acompasadas.

Seguidamente, lo que pasa en las peñas, el escenario queda abierto para que cualquiera aporte su granito de arena. Cristian Delgado, con la voz de sus doce años, todavía no hecha, aunque potente, nos cantó por malagueñas rematadas por Frasquito y unos fandangos. La velada concluyó con el protagonismo de Juan Pinilla, con otro par de fandanguitos.

* En la foto: Ana Mochón, Juan Pinilla y José Fernández.

2 comentarios

Jóse -

Ana, eres fantástica, tan jovencita y con esas formas ya de madurez en el cante y en el escenario. Tú vas para artista, seguro. Espero que quienes más te quieren no sean capaces de robar tu inocencia.
Me das un poco de miedo, espero que no pierdas lo más bonito del ser humano, la humildad, recuérdalo.
El artista está compuesto de: arte, madurez y sencillez.
Te deseo lo mejor Ana.
Con cariño.

Lara -

Madre mía. Le he escuchado por granaínas en La Unión (vídeo) y tela, telita.