Cincuenta años en el escenario
Homenaje a Curro Albayzín en Huétor Tajar
Una mentira piadosa llevó inocente a Curro Albayzín hasta el pueblo de Huétor Tajar donde se le preparaba un homenaje. Que iba a ver a Miguel Poveda, le dijeron. Y, cuando salió al escenario, su sorpresa fue tremenda y sus ojos de agua mostraban su agradecimiento. La excusa: sus más de cincuenta años “flamenqueando”. La verdad, aparte de estas asombrosas bodas de oro, fue su profesionalidad, su entrega, su aleccionamiento, su ejemplo y, en resumidas cuentas, por ser memoria viva del barrio del Sacromonte y por ser el mejor embajador de su tierra en el mundo.
Curro es un artista con letras mayúsculas. Canta, baila, recita, anima… Es un ser completo. Es una combinación de arte y de saber hacer. Rellena las tablas como nadie y arranca la sonrisa desde el primer momento. Cuando se destapó la sorpresa y cogió el micrófono dijo que prefería el reconocimiento como investigador y salvaguarda de la historia del Camino del Monte que como artista, ya que esto era su medio de vida y que así lo hacía y lo seguirá haciendo. En un video, que precedió el homenaje, donde se glosó su figura, bastantes amigos se aunaron en espíritu a esta velada: Manuel Liñán, Mariquilla, Curro Andrés, Anabel Moreno, Rafael Amargo, Francisco Manuel Díaz, María ‘La Coneja’, Angustillas…También se le nombró primer Socio de Honor de la peña local Juan Pinilla.
Unas palabras de las autoridades, que apoyan esta ofrenda, dieron paso a las actuaciones. La mayoría de los participantes eran jóvenes seguidores, que siguen su memoria, que pasan por su tamiz. Iván ‘El Centenillo’ recordó que Curro tiene siempre su casa abierta para ofrecer cualquier consejo y enseñanza. Josele de la Rosa, notable y fiel, actuó como guitarrista durante toda la velada, apoyado por el jovencísimo Álvaro ‘El Martinete’. El escenario, con cobres y foto de las Angustias en su centro, recreaba el rinconcito de una cueva. Juan Pinilla, con clara emoción, condujo la función y las gracias. Unos tangos de Granada, verdadero himno “sacromontano”, comenzaron la noche. Fernando Rey propuso a continuación unos fandangos de Huelva, que terminó valiente al pie del escenario. Un momento entrañable lo protagonizaron dos hermanos, profundos hueteños, con sus fandangos y Zurrapa con sus trovos. Juanillo ‘El Maero’ cantó algunas letras alusivas al homenajeado. Manuel ‘El Maero’ hizo unos fandangos bestiales para tomar nota y recordar. Zurrapa improvisó tres letrillas rimando en octosílabos. El “albaicinero” Paco Olit aportó su grano de arena cantando “Carcelero” de Caracol y recitando un poema, donde Benítez Carrasco recuerda a Ramón Montoya, remedando una de las mejores facetas de Curro. Juan Pinilla, como no podía ser menos, impuso su presencia y respeto, con una malagueña chaconiana rematada con nuestros abandolaos. Para el fin de fiestas, Curro se subió al escenario y recitó, también de Manuel Benítez, los “Cinco toritos Negros”, que terminó por tangos. Los ilustró al baile su hermana, Teresa Guardia, quién, de una manera u otra, también recibió la ofrenda. Todos los actuantes, pusieron la guinda por bulerías, en las que destacaron el cante modulado de Ana Mochón, que ya había participado en los tangos del principio, y el cierre, cada vez más bailongo, de Juan Pinilla.
*Curro Albayzín (© José Luis Pérez Martínez).
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