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volandovengo

El baile denuncia de Israel Galván

El baile denuncia de Israel Galván

Festival de Música y Danza de Granada

Lo Real/Le Réel/The Real

A ver cómo lo cuento. Israel Galván no es el único bailaor que abandera la vanguardia del baile flamenco. Ni siquiera es el primero. Lo han precedido Vicente Escudero o Mario Maya, por citar sólo a dos de sus referentes. Pero sí encontramos en Israel una coherencia en sus extremos, otra vuelta de tuerca cuando parece que los pernos están apretados, un trasfondo canastero en tanta avanzadilla, un compás de excelencia en todo el conjunto.

Israel, desde el principio, ha hecho gala de su rebeldía. Obras como El final de este estado de cosas, y su depuración, apellidada redux, basadas en los textos del Apocalipsis, encumbran, no sólo su trasgresión, sino también su compromiso.

En octubre de 2012, se inauguró en Berlín un monumento en memoria de los gitanos víctimas del Holocausto. Según fuentes oficiales, unos 500.000 gitanos de Europa fueron asesinados durante el Tercer Reich por ser racialmente inferiores, como los judíos, los homosexuales, los testigos de Jehová y los comunistas.

El bailaor sevillano recoge el testigo de esta memoria histórica y nos ofrece una obra de poco más de cien minutos donde se mete en la piel de uno de estos gitanos en un campo de exterminio para darnos su especial visión de este suceso.

Como si se tratara de un documental, la función está dividida en partes, que se anuncian conceptualmente en paneles que se alzan al efecto. Así, después de un preámbulo (Se corta el aire), donde vemos todo el escenario lleno de ‘herramientas’ y su esqueleto, es decir, sin bambalinas que oculten el foro, comienza la primera parte: Un hombre, de los muertos crecen flores.

Con el flamenco, en forma de granaínas, malagueñas y verdiales (David Lagos), comienzan el relato. Pero es un flamenco desgarrado, lleno de silencios y estridencias. Como tónica general, la música será interrumpida por miles de ruidos y la impertinencia de instrumentos ajenos. A la guitarra Juan Gómez ‘Chicuelo’ armoniza el conjunto.

Galván es un hombre solo que no entiende nada, que se interroga a sí mismo y a los objetos con que interactúa. A pecho descubierto y con tirantes (a veces descalzo) lanza su discurso epiléptico, lleno de poses y de movimientos imposibles, pero con un compás y un trasfondo de flamencura reconocibles. Un piano desvencijado, al que arrastra y golpea, puede ser la imagen de la burguesía, del fascismo, de su impotencia.

Tomás de Perrate canta en caló, parece, una tona, antes de dar paso a Belén Maya, una mujer: el cielo tiembla y se cae. Con ritmo de tangos la bailaora remeda al bailaor. No se luce, sin embargo. La interpretación exagerada merma su eficacia. (En unas cajas de tablas de madera se proyecta al tiempo el vídeo Canta Gitano (1982), de Tony Gatlif, donde actúa Mario Maya.)

Con soleá y bulerías llega el intermedio, protagonizado por Isabel Bayón: Carmen, la chinche y la pulga. Sus maneras irónicas arrancan sonrisas. Su baile es más lucido y provocador. Hasta canta un poco.

Una gitana entrada en carnes sale a escena y, con las manos, mantiene el mismo lenguaje que sus predecesores. También entona el anuncio de Neoclor por tanguillos. El cuadro de músicos continuará esta cantinela y después el anuncio de Cucal: hay que dejar todo limpio y acabar con las cucarachas.

Unas bulerías nos precipitan al final. La muerte es un maestro bienvenido. El escenario va mudándose con diversos objetos (maderas, columnas y rejillas metálicas…), que sirven para dimensionar los pies de Israel.

Gran protagonismo tienen el resto de actuantes: Juan Jiménez Alba al saxofón, Alejandro Rojas Marcos al piano, Antonio Moreno a la percusión, Eloísa Cantón al violín, Bobote a los jaleos y palmas, Pablo Pujol y Pepe Barea, actores, pero sería interminable una crónica que podía haber contado de mil formas diferentes.

Como fin inesperado, los tablones que han servido para anunciar las partes del drama, se levantan, ocultando el escenario, pero dando la impresión que los cautivos somos los espectadores.

5 comentarios

volandovengo -

Sí, Carmen, alguna vez me lo he preguntado yo también.

GFP -

Habría que ver quién se esconde detrás del nickname "Rossy". ;-)

volandovengo -

Gracias, Carmen, viniendo de ti es un elogio.
Rossy, lo bueno de la libertad de expresión es que todas las opiniones son aceptadas con agradecimiento, incluso la de 'ese hombre tan feo', incluso las tuyas.

Rossy -

Bello pobre de ese hombre tan feo.

Gastronomía Flamenco Punk -

Qué bien contado. Texto impoluto. Israel Galván, ese artista visionario.