Caducidad del matrimonio
En un post antiguo comenté que había una diputada alemana que propuso que el matrimonio durara siete años, que fuese un contrato por tiempo definido y que al mediar ese tiempo, los contratantes o contrayentes, renovaran dicha relación contractual o disolvieran ese vínculo como ya caduco.
Qué decir tiene que toda Alemania, toda Europa y, por extensión, todo el mundo, sobre todo entre los sectores más conservadores, se le echaron encima y la tacharon de excéntrica o de algo más fuerte, incidiendo en su locura.
Visto así, igual de orate era Víctor Hugo, cuando en la Corte de los Milagros, de la que trata en Nuestra Señora de París (1831), argumenta un modelo de matrimonio, sellado con la ruptura de un búcaro de barro, que dura precisamente cuatro años, después de los cuales, si te he visto no me acuerdo (Javier Egea completaría la frase diciendo: “si te desvisto no me olvido”).
Creo recordar otra versión de esta suerte de ritual donde el casamiento dura tantos años como pedazos se fragmenta el cántaro al caer al suelo. Si por azar no se rompiera, me figuro, el matrimonio no se consolidaba (no confundir con ‘consumaba’).
Ni en un caso ni en el otro se habla de sus posibles frutos. Es decir, de los hijos de esa unión. Tema que hay que considerar ante todo. Aunque con las separaciones y los divorcios estamos en las mismas y la solución radica querámoslo o no en la práctica del día a día (cada casa sin embargo, es un mundo).
A este respecto, me viene a la memoria la idea de la familia nayar, que se estudia en antropología y en sociología, donde los niños pertenecen a la comunidad o al Estado. Se ve en algunas tribus orientales, en algunos regímenes comunistas o en las comunas de los hippies. También, lo podemos ver en algunas películas, entre los espartanos de la antigua Grecia, los hijos pertenecían a la madre hasta los siete años. Después pasaban a depender de la estructura del pueblo entero
Huxley en uno de los prólogos a Un mundo feliz comentaba que “dentro de pocos años, sin duda alguna, las licencias de matrimonio se expenderán como las licencias para perros, con validez sólo para un periodo de doce meses, y sin ninguna ley que impida cambiar de perro o tener más de un animal a la vez”.
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