Blogia
volandovengo

Maya versus Farruquito

Maya versus Farruquito

XIV Encuentros Flamencos de Granada

Si fuera una confrontación, Farruquito habría ganado por goleada a Juan Andrés Maya, el visitante se hubiera alzado con el triunfo ante el equipo local. No obstante el listón estaba alto. No obstante, tanto uno como otro, levantaron pasiones.

Improvisao se llamó el concierto y supongo que de improvisado algo tendría, pero lo que es la esencia, el guión principal, lógicamente venía aprendido. Quizá la idea, como en el jazz, sería recrear sobre una base, sobre ese continuo que sirve de estructura.

Tras una presentación por seguiriyas donde cada cual expuso sus credenciales e incluso se hicieron guiños combinados, cada uno se hizo cargo de su espectáculo, con su cuadro independiente, inundando el pensamiento de que compartirían la escena al menos en algunas piezas.

La primera parte, larga a mi parecer, la ocupó Juan Andrés y los suyos. Comenzó por tarantos, que remató por tangos y un poquito por Huelva. Esta primera entrega fue discreta y levemente redonda. Destaco, como no, su juego de pies y el aire de sus manos, el intento de totalidad y la complicidad con el público, su público.

Para hacer tiempo a que el bailaor regrese con nuevos bríos, se le hace un favor desafinado al No me lo creo de Parrita.

Y, ahora sí, con exceso de minutaje, Juan Andrés Maya aborda una soleá donde saca muestra todas sus cartas. Da lugar al torbellino, a la belleza y al asombro; pero también a la teatralidad inquieta y al remedo de sí mismo. Más suelto (¿resuelto?) llegará a las bulerías que le sirve de fin de fiestas, donde invita a darse una ‘pataílla’ a sus jaleadoras con algún altibajo.

Un breve descanso no anunciado recibe a Farruquito por alegrías con traje inmaculado. Su cuadro es otro: compacto, seguro y efectivo. Con cuatro cantaores, dos guitarras y un percusionista, su espalda está segura.

Juan Manuel Fernández Montoya tiene una agilidad precisa, un buen concepto del espacio, un braceo varonil, una verticalidad envidiable y una música reconocible en los pies. Todo lo cual redunda en su elegancia innata.

Juan Requena, uno de sus guitarristas, plantea bulerías de peso, mientras el sevillano se cambia para reaparecer por soleá, en la que trasciende su herencia y la longitud de su sombra, a pesar, él mismo lo confesó, de sentirse afectado por el frío de Granada.

* Farruquito por soleá (Joss Rodríguez©).

2 comentarios

volandovengo -

Cuando quieras, Carmen (cuando puedas), sabes que tienes una butaca a mi lado.

Carmen K. -

Encuentro entre avezados. Cómo me hubiera gustado haberlo disfrutado. Me habría sublimado ese baile por seguiriyas, que, seguramente hubiera sido catártico. Habría continuado la catarsis por soleares. Y para finalizar, la regeneración por bulerías.
Disfruta de tu suerte Jorge (y sigue contándonos).