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volandovengo

El lagarto ocelado

El lagarto ocelado

Hace algunos años, en un descanso para comer camino de Cueva Secreta, por la vereda de La Estrella, en Sierra Nevada, donde el río Guarnón besaba ampliamente el camino que lo respetaba con un breve puente de piedra, entre bocado y bocado descubrí, tras una roca asolada, el estridente bermellón de un lagarto mesozoico.

Tan asustado como maravillado estaba por su presencia de alcance métrico, la mayoría cola, que inmovilicé mi imagen como él mantenía congelada la suya, a excepción de sus ojos, que viraban 360 grados en redondo buscando su huida.

Tras eternos segundos, el colorido saurio desapareció entre los cantos secos de la rivera, dejándome la bella estampa que ahora recuerdo.

Nunca vi un animal de tales características ni un lagarto tan extenso y acarminado en mis fatigados caminos. Siempre pardo o verde, de diez a cincuenta centímetros quizá. El lagarto sureño; el lagarto hispano; el lagarto ocelado tal vez, que en buenos latines se nomina timon lepidus.

Es este un lagarto propio de Europa suroccidental y noroeste de África, que puede llegar a los 70 cm. de longitud, es de color verde o moreno, con dos franjas de ocelos azules en el dorso, y que vive una media de 5 años. Cuando se ven amenazados se desprenden de la cola para despistar a su enemigo, como las lagartijas (lo que le decía yo a la novia de uno de los componentes de Lagartija Nick).

En las zonas de Jumilla y Yecla, donde se le llama Ardacho, se ponían sus patas cerca de los niños por creer que tenían propiedades curativas y fortalecían los dientes.

Es interesante la anotación que, bajo el epígrafe de Anfibios y reptiles, desarrolla Ferrer Lerín refiriéndose a este reptil en su impagable Bestiario:

Fue en mayo de 1960, en el barcelonés mercado de libros viejos de San Antonio, donde, en el interior de un fatigado ejemplar de Madame Bovary editado en París en 1930 por Arthéme Fayard, fue hallado, haciendo las veces de punto de lectura, un excepcio­nal e ilustrativo documento. Una cartulina, una ficha, con el membrete de la Universidad de Granada, que parece formar parte de un estudio de campo que se realiza en las provincias de Málaga y Almería en 1951 o 1957 (cuarta cifra borrosa) para conocer la distribución de algunos vertebrados y que incorpora un apartado, «Observaciones», en el que se lee lo si­guiente: «Matías Prolongo Prolongo, vecino de Ca­rratraca, de 75 años, hombre leído, de profesión huronero, sabe muy bien qué es el lagarto, que es abundante en estos parajes, y afirma que es verdad que dicho animal sea goloso del vulvar, que se tira a él cuando la mujer está acuclillada, despreveni­da por el acto de mayores o menores, aunque no esté en despoblado, y que es preferente de las jóvenes morenas velludas almizcleñas y aún más si están reglando».

* El lagarto ocelado con un amigo.

2 comentarios

volandovengo -

Agradezco tu intención, Rossy, y te deseo igualmente lo mejor. Metafóricamente es un buen deseo, pero el baile no ha llamado aún a mi puerta.

Rossy -

Bello no ames lagarta ni hagas lo de lagarto. bello me parecio que te agrada mucho mover el organo y hablarlo. Deseo que tu año sea colmado de bailes.