Adela Campallo y la elegancia
Tras estas seguiriyas en blanco y negro, los dos tocaores, Mariano Campallo y Paco Iglesias, nos sorprenden con unas deliciosas granaínas a cuatro manos. Es de agradecer que en la ciudad de la Alhambra se interprete este palo por músicos foráneos con tanto sentimiento.
Adela vuelve, tras estos minutos musicales, con su habitual fuerza, a bailarnos unos aires de Cádiz. Su temperamento ciego le hace a veces hasta perder el equilibrio y su elegancia sólo queda mermada por las bastedades que propone en sus alegrías, que si bien son comunes en la tradición flamenca, hoy por hoy, cuando la suerte de provocar ya no es necesaria, se deben ir relegando con recursos más sutiles.
Después de unas bulerías que hace el cuadro de atrás, Campallo se prepara para terminar la faena por tangos. El soniquete seduce a la bailaora como en una ceremonia de trance, al tiempo que seduce a los asistentes al espectáculo. La finura de sus movimientos es sobresaliente y su baile en general muy femenino. Un gran futuro aguarda a los flamencos que trabajan y estudian día a día.
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volandovengo -
chati -