Miedo
Los maderos hacían rebotar las pelotas de goma en las paredes de las calles estrechas con tal virulencia y efectividad que si no te golpeaban de derecha a izquierda, te machacaban de izquierda a derecha. Eran los años setenta, cuando la policía era gris (los grises), después, con la democracia pasaron a ser marrones y después azules, el color del “servicio”.
Pensábamos que este miedo visceral a las “fuerzas del orden” ya se había acabado. Creíamos que el grito de “disolución de las fuerzas represivas” había quedado para la historia, para la historia negra de este país.
Pero no sé lo que tiene un uniforme, lo que tiene una porra, lo que tiene un cargo, que llega a cegar hasta convertirnos en animales, en lobos para el hombre (homo hómini lupus), que diría Hobbes.
Parece un concurso, un reality show para a ver quién pega mas fuerte, de a ver quién es más salvaje.
Desde hace unos años, la policía de todo el mundo “libre” ha abierto el grifo de la violencia, de la intolerancia. Lo que creíamos sagrado, nuestro deber de manifestarnos, de protestar, de pedir democráticamente mejoras o de simplemente quejarnos, ya es peligroso, como antes era peligroso vestir diferente, llevar el pelo largo o pensar otra cosa que no fuera la impuesta por el sistema.
Ya lo sufrimos con los indignados. Y lo sufrimos con los recortes. Desde Nueva York hasta Grecia hubo palos y los sigue habiendo. Desde Chile hasta Estambul hubo palos y los sigue habiendo.
Y, aquí en España, “la tierra del amor”, hubo palos y los sigue habiendo. No hay diferencias entre hombres y mujeres, grandes y chicos, la guerra es la guerra. Se sueltan a los toros y arrasan a una orden todo lo que ven (hay que mantener el orden).
¿Y esos policías armados no sufren los recortes? ¿Y esos policías ciegos no se sienten indignados por la situación? ¿Y esos policías indignos no tienen hijos que protestan? ¿Y esos policías salvajes no viven en un país democrático que está en crisis?
¿Y esos políticos gobernantes cómo los justifican? ¿Y esos políticos cerrados cómo miran a otro lado? ¿Y esos políticos confusos no ven que el país hace agua?
Las cargas policiales en Valencia contra chavales (muchos de ellos menores de edad) que se manifestaban pacíficamente en contra de los recortes en educación que les afectaba directamente en sus lugares de estudio es una aberración. Las cargas en Barcelona, en Castellón, en Granada, en Madrid… contra los indignados o los desahuciados es una aberración.
Tengo miedo de quejarme, de decir lo que pienso. Además de que nos dan por detrás debemos pedir disculpas por darles la espalda.
Y lo peor es que temo que estamos empezando.
* Foto tomada al azar de las miles y miles que se pueden escoger cuando se teclea "carga policial en España" en el buscador de imágenes de google.